8 M 2018. Ayer viví uno de esas jornadas que sientes que son históricas. Una marea de mujeres pidiendo igualdad de oportunidades, de trabajo, de no sentirse amenazadas. Que por ser mujeres no tienen que renunciar a su desarrollo personal y profesional. Una jornada de alegría y al mismo tiempo de recuerdo de las mujeres que han sido asesinadas por el machismo de nuestra sociedad. Una sacudida de energía positiva feminista. Y me emocionaba que no iban detrás de una pancarta, sino que habían creado sus propios carteles, sus mensajes, sus gritos de libertad. Quiero y deseo que mi hija, mis sobrinas y mis amigas vivan en un mundo mejor que el que tenemos y padecen. Y yo como hombre tendré que reflexionar y cambiar mucho.
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