Desde la infancia
me fascinan los artesanos. Especialmente sus manos. Posiblemente porque mi
abuelo hacía pleita con el esparto y luego la empleaba para hacer capazos, esteras,
espardenyas...
Durante años he
seguido fotografiando las manos de aquellos que las utilizan para su trabajo de
una manera artesanal, única, maravillosa. Atesoran una cultura milenaria,
sostenible. Larga vida a nuestros artesanos.