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martes, 12 de marzo de 2019

El Figueret.

 










El Figueret, donde el pasado conjuga el presente con el futuro. El Figueret bien podría ser un lugar de la literatura de Gabriel García Márquez. Lo bueno de El Figueret, para nosotros, es que es real. 
La vida de Nieves y Hernando es intensa y así nos lo trasmiten. Largas charlas, hablando de lo divino y de lo humano. 
Nieves es una gran mujer, ha sido profesora, ha trabajado en el campo del turismo. Una gran vida rica en experiencias. 
A todo esto hay que añadir que es una gran cocinera. Sus recetas son casi infinitas y recogen lo mejor de donde ha vivido. He de reconocerlo, soy un gran fan de ella, de su saber y de su gastronomía.
En esta ocasión nos había invitado para celebrar (gran palabra) el reencuentro con un viejo amigo. 
Voy a relatar sucintamente el menú:
De entrada unas almendras suyas y fritas en su justa medida de aceite y sal, para ir abriendo el apetito.
Luego saco unos "Crostinis", receta típica de Florencia. La base son unas rodajas de pan tostado con aceite. Los primeros estaban cubiertos de higaditos de pollo con ajo, canela, pimienta y tomate frito casero. Los segundos sobre el pan tostado con pimientos asados y encima unas anchoas. Los terceros (benditos terceros), con tomate de conserva casera, sal, jamón serrano y una hoja de albahaca. 
Luego vino una tortilla de ajos tiernos, habas, alcachofas, patatas y beicon. 
Cuando llego el plato principal, parecía que no podríamos, pero hicimos un pequeño esfuerzo; "Alubias con miel", rematada con una Andoia. 
De postre un Tiramisú casero. 
¡Que grande eres Nieves!. 

jueves, 7 de marzo de 2019

Gallocanta 2019










Una nueva visita a Gallocanta, en esta ocasión con Juanma, Joan y Toni. Llegamos el sábado a media tarde. Dejar las cosas en el hotel, contactar con la guarda de la reserva para concretar la entrada a los hides al día siguiente y rápidamente dar una vuelta para ver la entrada de la grullas a la laguna. Unas pocas fotografías y al hotel, a preparar el material para el día siguiente. Día que sabíamos que sería largo. 
Reconozco que Gallocanta me enamora, mi pasión por las aves se afianzo aquí, en un viaje en solitario en 1992, nunca olvidaré las grullas entrando al anochecer, ni cuando dormí dentro del coche, muy cerca de la laguna, para verlas salir a primera hora de la mañana. Aunque mi sorpresa fue que mientras me preparaba un café de noche, esperando el amanecer oía su canto mucho tiempo antes de la salida del sol. Ni olvidaré como empezaba vagamente a clarear y las grullas empezaban a salir de la laguna, cientos, miles de ellas. Ese sonido que una vez lo oyes no lo olvidas nunca.