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sábado, 12 de enero de 2013

De subidas y bajadas


En los últimos treinta días, la vida a mi alrededor ha sido una montaña rusa sin freno, falleció mi suegro Manolo, una semana después mi amigo Nicolás y hoy he recibido el mensaje en el móvil del fallecimiento de mi compañero  Domingo Verdú. El día anterior habíamos ido Susi y yo a visitar a nuestros amigos Juan y Elena para conocer a su hija Alba. Recuerdo como cogí a Alba entre los brazos, ella tan frágil, con tanto futuro, recuerdo el tacto de sus pequeños dedos y recordé a mi hija María cuando era un bebé.

Para mí, si hubiera un calendario con cierta lógica hoy sería el tercer día después del solsticio de invierno, para los occidentales el 24 de diciembre, para musulmanes y chinos no sé. Lo cierto es que ese día en el que había recibido tan triste e inesperada noticia y  pensaba que condicionaría mi ánimo en la comida con la familia (nos juntábamos el Clan Fidel), cambio radicalmente de sentido. Como tantas familias que tienen sus pequeñas tradiciones, a nosotros una visita a Valencia, es impensable, entre otras cosas, sin ir a la librería Paris-Valencia. Dado que había quedado con mi amigo Nacho, deje a Susi a María y a su primo Jesús en las cercanías de la librería y me dirigí a verlo. Después de menos de un centenar de metros, antes de llegar a la Plaza de San Agustín y cuando iba a girar a la derecha, me encontré que una imagen potente que cambio mi ánimo ese día. Dos invidentes iban cogidos de las manos de un niño de poco más de ocho o nueve años, sonriendo y hablando entre ellos. El, creo recordar que a la izquierda con el bastón blanco con una pequeña bola blanca en su extremo inferior, en su mano izquierda, ella a la derecha con un mismo tipo de bastón en su mano derecha, el niño en el centro como os he dicho. Mi desordenado cerebro se disparo, en seguida pensé que podrían ser una pareja, que podría ser su hijo, que habría sido una apuesta arriesgada en la vida, que… Lo cierto es que sonreí y me reconforte con la vida, con sus subidas y bajadas, con sus alegrías y sus penas. 

Este texto fue escrito el 25 de diciembre antes de que se difuminaran esas sensaciones contradictorias. A fecha de hoy, siguen las subidas y bajadas (12/01/2013). Hoy me he atrevido a compartirlas.

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