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viernes, 27 de noviembre de 2020

Lecturas del paisaje

El otro día caminaba por el monte cuando me empezó a hablar. No siempre tengo el tiempo y la sensibilidad de escucharlo, pero ese día resonaba con fuerza y claridad. Éste me enseñaba las cicatrices de un fuego ya lejano, donde se habían salvado algunos pinos, los ejemplares aislados y de mayor porte. Se podían ver la regeneración natural después del incendio: por un lado pinos (con una gran densidad) fruto de la eclosión de las semillas después del paso del fuego; las encinas (de color más oscuro); las coscojas (de un verde más claro y brillante); las jaras; el romero y las aligas que son pirrófitas y ocupan todo el espacio disponible que dejan otras especies.




Seguí caminando y el paisaje seguía con sus enseñanzas. El lugar donde se había controlado el incendio, a media ladera. Un sitio curioso, seguramente por un cambio de viento, o la ausencia del mismo, junto a la acción de los medios aéreos (helicópteros y aviones). El fuego se desplaza con rapidez en las laderas del monte hacia arriba. Salvo que las condiciones sean muy especiales no se puede trabajar al lado de un camino a media montaña cuando sube el fuego. Mi cabeza me llevó a pensar en los brigadistas, bomberos y agentes medioambientales que trabajaron en él.
Seguía paseando cuando la erica multiflora me recordó la época del año en la que estaba. Poco después el rocío en una telaraña me indicaba que el cielo la noche anterior estaba despejado. Al estar en la cara norte de la montaña, a pesar de ser medio día, aún conservaba el relente de la noche.


En una revuelta del camino apareció el "pou de neu", que era el motivo del camino emprendido. El paisaje volvió a hablar con fuerza, estábamos en la cara norte, donde se conserva más tiempo la nieve. También hablaba de un tiempo histórico no tan lejano donde tuvimos una pequeña glaciación y se construyeron los "pous de neu", para abastecer las casas, la industria y la pesca. Declinaron a finales del siglo XIX.


A la vuelta, me di de bruces con bastantes pinos con el fuste roto. El paisaje me volvió a hablar de una nevada cercana en el tiempo y un fuerte viento después. El peso de la nieve y el viento posterior eran la causa estos daños. Poco a poco el sendero se termino y volví a mis quehaceres.




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