La Diputación ha destrozado un camino privado, al pasar una motoniveladora ha roto el camino, quitándole la zahorra y dejando solo la tierra. El efecto ha sido inmediato, un camino de polvo. Un camino que cuando llueva será intransitable.
Un camino por donde pasaban los propietarios y los vecinos del pueblo. Un camino señalizado para hacer rutas a pie, ahora imposibles de transitar por el polvo y el peligro de vehículos que no respetan las normas de circulación. Ahora no sabemos muy bien como y porque se ha convertido en una pequeña autopista de coches, de coches haciendo rally, buggys, quads, carreras de motos y de vecinos que la utilizan con responsabilidad. El polvo lo invade todo. Los primeros conflictos con motoristas ya han empezado. La Diputación Me Mata.
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