La Marina, es el territorio mágico de mi infancia. Un espacio geográfico que no se circunscribe a unos límites municipales. Es un espacio libre, real e imaginario al mismo tiempo. Es mucho más, sobre todo, es un espacio sentimental.
Dentro de él, está la Sierra del Molar y el “canal de les vaques”, el “tallat de les àguiles”, la “cova dels marrans” o el “poblat ibèric”. Muchas anécdotas de esta sierra agredida, que en tiempos pretéritos fue mar y fue isla. La Marina incluía las dunas y la playa, desde la desembocadura del río Segura a la desembocadura del río Vinalopó y las Salinas de Bon Matí (aunque fueran de otro municipio).
La Marina, sigue siendo un espacio mágico, tamizado por el tiempo.
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