LA ZORRA Y EL COCODRILO
Discutían un día la zorra y el cocodrilo sobre la nobleza de sus antepasados.
Por largo rato habló el cocodrilo acerca de la alcurnia de sus ancestros y terminó por decir que sus padres habían llegado a ser los guardianes del gimnasio.
— No es necesario que me lo digas —replicó la zorra—; las cualidades de tu piel demuestran muy bien que desde hace muchos años te dedicas a los ejercicios de gimnasia.
Recuerda que lo que a simple vista se ve, no se puede ocultar con la mentira.
Nota: Recuerda que en la antigua Grecia los gimnastas, se untaban la piel con aceite de oliva. Muy buena ironía de Esopo.
Nota: Recuerda que en la antigua Grecia los gimnastas, se untaban la piel con aceite de oliva. Muy buena ironía de Esopo.
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