La ves y te impacta. Grande, majestuosa, tranquila, Controlas el miedo, no sabes si será muy urticante, pero ves los brazos y son cortos. Controlas el oleaje (vaya verano de oleaje), te marcas una distancia prudencial y empiezas el eterno baile, coger aire, bajar, estabilizarte un poco, hacer unas cuantas fotografías y subir a por aire. Así un tiempo, hasta que tienes unas cuantas fotografías. Luego sigues en una especie de estado mental zen contemplando la medusa, como abre y contrae la umbrela, como se desplaza. No piensas nada, solo disfrutas del momento. Estas en el Infinito Azul.
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