En la primavera de 1994 subimos Juan Antonio Gómez y yo a la Sierra de Aitana a la búsqueda de una mítica ave, el Roquero Rojo (Monticola saxatilis). Encontramos dos machos. Los vimos a cierta distancia con prismáticos. Han pasado casi 30 años para poderlo fotografiar. En esta ocasión en el interior de Valencia, en compañía de dos buenos amigos, Joan Sala y Juan Ma Ferreira.
Ante el declive de las aves en el mundo, siempre recuerdo la etimología latina de averno (infierno), que procede del griego; prefijo de negación a 'sin' y ornis 'ave'. Averno, lugar sin aves.
Larga vida al R&R.
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