Hace unos años compramos una pequeña casa en la montaña en Relleu. En la parcela anexa a la vivienda los anteriores propietarios habían arrancado los almendros que habían en ella. Siempre he deseado ver el color del otoño cerca de casa, apreciar los cambios de las estaciones. Como había recorrido el territorio de Relleu por motivos profesionales, conocía el "Barranc del Freixal". Eso me dio la idea de plantar al lado de casa algunos fresnos de flor. Nunca me arrepentiré de esa decisión. Junto a los fresnos, hay algunos robles valencianos y almeces. Hoy conviven en la parcela olivos, almendros, manzanos, higueras, granados, avellanos,... Hoy somos autosuficientes en aceite y almendras y las pequeñas manzanas no las cambio por nada. Con los árboles y la fruta llegaron las aves y sus trinos. Hoy el otoño viene, como todos los años, a casa.
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