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lunes, 12 de octubre de 2015

Terra Nostra. Navegando por el Banc d'Arguin. Mauritania.













Cormorán Africano (Phalacrocorax africanus)

Garza Real del Banc d'Arguin (Ardea cinerea monicae)


Tetera sobre una llanta de automóvil.

Charrán real (Sterna maxima)






Calentándose. 


Pelícano común (Pelecanus onocrotalus)

El capitán, descansando a la espera de la marea.


Garceta dimorfa (Egretta gularis)

Cormorán grande (Phalacrocorax carbo lucidus)

Aguja colipinta (Limosa lapponica)

Aguja colipinta (Limosa lapponica)

Pabaza piquirroja (Sterna caspia)

Ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus)

Zarapito real (Numenius arquata)



Charrán patinegro (Sterna sandvicensis)

Cormorán grande (Phalacrocorax carbo lucidus)

Flamenco común (Phoenicopterus roseus)

Cormorán grande (Phalacrocorax carbo lucidus)



Cormorán grande (Phalacrocorax carbo lucidus)




El Banc d'Arguin, es un sueño para los ornitólogos, un paraíso para los amantes de las aves. Habíamos llegado al pueblo de Iwik, dentro del parque natural, donde viven los Imraguen. Hace décadas pescaban conjuntamente con los delfines. Hoy las las barcas de vela latina han desplazado este tipo de pesca. El patrón de la barca nos dio la bienvenida y partimos hacia el entramado de islas que albergan millones de aves. El viento no fue propicio e impidió dar la vuelta a las islas. El patrón de la barca, gran conocedor de mar, nos propuso que tomáramos un té (fueron varios durante la espera), que descansáramos y que esperáramos que subiera la marea. Para los que vivimos en la costa mediterránea, siempre nos sorprenden las mareas. Sus subidas y bajadas. Eso nos permitió observar la barca y a sus marineros. La barca era de una belleza primitiva, sin motor, ni aparatos eléctricos, ni electrónicos. Madera, cuerdas y vela. Mientras esperábamos que subiera la marea, veíamos pasar miles y miles de aves. Poco a poco la marea fue subiendo, y las aves se fueron concentrando en las pocas islas que quedaban. Especialmente impresionante fue el paso de Agujas colipintas (Limosa lapponica), algunos de los bandos superaban el millar de ejemplares. Entre las miles y miles de aves tenemos que destacar el Charrán real (Sterna maxima), la Gaviotas cabecigris (Larus cirrocephalus), la Espátula común del Banc d’Argin (Platalea leucorodia balsaci) y la Garza real Banc d’Argin (Ardea cinerea monicae) una garza extremadamente blanca y que en algunos libros aparece ya como una especie distinta. El espectáculo fue aumentado a medida que veíamos pasar Águilas pescadoras, Pagazas, Pelícanos, Chorlitejos, Cormoranes, Garcetas, Vuelvepiedras, Ostreros, Zarapitos y un largo etcétera. Quedamos exhaustos y nerviosos de tanto censar, de tanto mirar, de fotografiar algunas aves. Al llegar a la costa, varios niños se acercaron con collares de huesos de pescados. Un día perfecto. Un día inolvidable.

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