El viaje a Gambia ha sido todo un regalo para los sentidos. Mis ojos estaban siempre funcionando, siempre viendo cosas nuevas. Observando el entorno. Este pequeño pez, que vivía fuera del agua y que se sumergía en ella cuando se sentía incomodado, es una de esas sorpresas inesperadas que te encuentras, que te regala la vida. Pura evolución.
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