Ella descansaba. La culebra de escalera (Zamenis scalaris) estaba peligrosamente en la carretera. Para ella, era normal absorber el calor del asfalto, pero ese calor podía matarla. Algún conductor despistado o con fobia a los ofidios podía atropellarla. Unas decenas de metros más adelante, y con seguridad, dimos la vuelta en la carretera. Paramos en la cuneta, pusimos las luces de emergencia y sacamos a la culebra de la carretera. Ella repto unos pocos metros y se paró. Estaba haciendo la digestión. Ella descansaba.
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