Pocos sonidos que nos remiten a nuestros orígenes como la berrea del ciervo. En algunos montes de nuestra tierra en esta época se oye la brama del ciervo. Un fragor surge de lo más profundo del monte, entre sus claros. Algo muy intenso se agita en tu interior. Nos envuelve la noche y la berrea sigue, y tu no puedes irte, anclado a la tierra.
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